El uso del diván evolucionó al finalizar el siglo veinte, pues pasó de ser el temible canapé de la época freudiana donde el paciente yacía tumbado escuchando la voz del psiquiatra fuera de su campo visual, a convertirse en el mudo sillón donde reposan hoy los pensionados del siglo veintiuno.
Esta breve explicación da claridad a la razón del nombre de este trabajo literario denominado, MI LARGA TRAVESÍA HACIA EL DIVÁN, originado en mi paso por once empresas a las que dediqué toda mi vida laboral. Quise escribir estos relatos porque me asaltaba cada día la necesidad de contar, a través de la literatura, algunas de las vivencias por las que pasé en este corre-corre por la vida, y revivir, de alguna manera, tantos recuerdos que vengo almacenando en mi memoria.
Pongo a disposición del lector numerosas anécdotas que ocurrieron durante casi cinco décadas que duró esta travesía, en la que recorrí la geografía colombiana buscando superación y progreso, y que por fortuna, me acompañó la suerte de llegar activo y saludable a recostarme en el diván de los jubilados.
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