Contacto: heraclioparrabarona@hotmail.com
Me he atrevido a hacer un recuento sobre su monumento, lo que solo existe, de cuanto fue una leyenda para mi gran ciudad —como la llamo siempre—, pues hoy solo existe su nombre de lo que fue por más de 12 lustros, hasta su cierre definitivo como un presagio: todo tiene su tiempo.
La historia de antecedentes (no deseados) fue ficticia, por lo cual doy méritos necesarios y exactos en un 99% de los acontecimientos. Y el 1% se queda en murmuraciones también ficticias, vividas y experimentadas por el escritor, como voceador de periódicos anunciando noticias exorbitantes que, en la realidad, no existieron.
¡En cambio! La alegría, el romance, la tauromaquia, el deporte, la salsa y por último la bohemia, que terminó en sus últimos días con el cierre y trágico final, fue todo lo que nos dejó el Hotel Arísti.
El hotel se dio el lujo, a nivel mundial, de ser el sitio donde se cocinó la salsa mientras los intérpretes dormían el sueño del bailador. Sus grandes estrellas, allá en sus aposentos, ni se imaginaban que había un león dormido que al despertar se llamaría salsa, y que ese sueño se iba a pasear por todo el mundo.
¡Ese barco que se hunde en esta gran ciudad! Ya no será lo mismo porque una parte será hotel, otra centro comercial, el Teatro Colón será igual; y sus salas de cine con decoración grecorromana, sus esculturas, desaparecieron. Eso es lo que rescato de ese barco que se hunde en una gran ciudad, llamado Hotel Aristi.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.